Portocolom, 23 y 24 marzo 2006

Un grupo de científicos oceanógrafos, Biólogos y físicos marinos del Oceanográfico, de la Universitat y del IMEDEA, se reunieron para analizar la información acumulada en relación al comportamiento de la merluza de las islas Baleares. Este grupo de científicos- Enric Massutí, Sebastià Monserrat, Pere Oliver, Joan Moranta , José Luis López-Jurado, Beatriz Guijarro, Marta Marcos y Manolo Hidalgo- trabajan, en el marco de Proyecto IDEA, sobre el impacto de las condiciones ambientales en la dinámica de la población de merluza de Mallorca. En estos días de reunión se comió bien y se trabajó mejor.

EL PUNTO DE PARTIDA
La historia de este grupo de investigación se remonta a 1977 cuando varios biólogos del Oceanográfico-Joan Bruno, Pere Oliver, Armando Astudillo, Xavier Pastor y Enrique Daroca-iniciaron un programa de embarques en pesqueros del puerto de Palma de Mallorca para estudiar la biología de la merluza y del salmonete. Pero en realidad la historia se debería remontar a 1971 cuando Perico Fuster, armador y patrón del arrastrero de Cala Ratjada Aguilica II, dirigió una carta a Miquel Massutí, por entonces único investigador que en el Oceanográfico se dedicaba a la ictiología y a la explotación de los recursos ícticos de Mallorca.

La información facilitada por el patrón del arrastrero Aguilica II inducía a pensar que el crecimiento de las merluzas del canal de Menorca pasaba de 9 centímetros en marzo a 30 en octubre, es decir crecía 3 centímetros al mes o no menos de 2 centímetros al mes asumiendo incluso una hipotetica ralentización del crecimiento en otoño e invierno. Es decir, que se tratara de un crecimíento anual de unos 20-24 centímetros, algo inaceptable en aquel momento. En aquellos años, y para algunos aun ahora, la merluza del Mediterraneo era considerada una raza enana con un crecimiento muchísimo más lento.

LOS ANTECEDENTES
En 1952 Paul Bougis del Laboratorio Aragó, adscrito a la Universidad de Paris en Banyuls-sur-Mer, realizó una revisión del crecimiento de los peces mediterráneos que publicó en Vie et Milieu, y, en relación a la merluza del Mediterráneo, hacia suya la teoría de la "raza enana" publicada por Belloc en 1935 (Revue des Travaux VIII-2, num. 30). Belloc se había basado en lecturas de la edad en escamas procedentes del Mediterráneo francés. Nadie aceptaría hoy en día un trabajo de crecimiento de merluza basado en lectura de escamas pero el tópico de la "raza enana" sigue marcando los estudios de la biología de esta especie aun hoy en día. Cabe señalar que Belloc estudió escamas de merluzas de no más de 40 centímetros y capturadas a no más de 50 metros de profundidad (sic), si bien parece que conocía que a mayor profundidad había merluzas de mayor tamaño. Estos trabajos marcaron durante años, y en cierta forma aun marcan hoy, la tónica en lo referente al crecimiento de la merluza mediterránea. Ello pese a que ese mismo año, 1952, la Comisión Internacional para el Estudio del Mar (ICES) celebro en Copenhagen un coloquio sobre la merluza y allí Letaconoux, también del Office des Peches (hoy IFREMER) como Belloc, puso en duda la teoría de la "merluza enana del Mediterráneo" citando la existencia de ejemplares de 60 centímetros. Letaconoux presentó resultados de crecimiento de merluza mediterránea de 8 centímetros para el primer año y unos incrementos anuales de entre 8 y 10 centímetros para los años sucesivos. Asimismo Belloc en su trabajo de 1935, aunque referido a la merluza atlántica, daba cuenta de una recaptura en el sur de Irlanda de una merluza de 28,9 centímetros marcada, y recuperada 255 días más tarde cuando medía 40,6 centímetros y habiendo recorrido 130 millas (mas de 71 kilómetros). Esto supone un crecimiento de 1,4 centímetros al mes o sea 16,8 centímetros al año, una tasa de crecimiento inaceptable entonces incluso para el Atlántico. Belloc concluía, no obstante: "Le Merlu est un poisson à croisance rapide", aunque no lo hacía extensible a la merluza mediterránea.

LAS PRIMERAS OBSERVACIONES
En 1973 se incorporó al Oceanográfico Pere Oliver y algo más tarde lo hicieron Joan Bruno, Xavier Pastor, Armando Astudillo y Enrique Daroca todos ellos al equipo de pesquerías. Ese mismo año llegó el Pescador, un nuevo arrastrero de investigación y se inició el proyecto de trabajo Aristeus de prospección de nuevos caladeros. Fue en una de aquellas campañas, en 1975, realizada por el Pescador, que más tarde sería rebautizado Odón de Buen, dirigida por Miquel Massuti y siendo patrón Perico Fuster, en que se volvio a hablar de la carta escrita por este último en 1971. Fue a propósito de una serie de pescas de arrastre realizadas en el Golfo de Alicante entre 100-200, 200-300 y 300-800 metros de profundidad en las que se capturaron 2470 merluzas que fueron medidas con el fin de estudiar su distribución batimétrica. Aquellas distribuciones polimodales fueron descompuestas y se obtuvieron unas tallas para los sucesivos picos modales observados de 11, 19, 26 y 34 centímetros (Pere Oliver inédito y Pere Oliver y Enric Massuti, 1995 Chapman & Hall, London. ISBN 0412573504). Si aquellas tallas correspondían a merluzas nacidas en años sucesivos, el crecimiento anual debía ser de 8 centímetros, acorde con las teorías de la época, pero inaceptable para el patrón que se reafirmaba en sus observaciones de 1970, una hipótesis de crecimiento mucho mas rápido, mas del doble.

El trabajo del científico francés de la Rochelle, Gerard Belloc de 1935 recogido por Paul Bougis en 1952 seguía marcando la pauta, 8 centímetros a la primera edad y crecimientos de 6 centímetros anuales el primer año y 4 los sucesivos.





SISTEMATIZACIÓN DEL TRABAJO
En esta situación y conscientes de toda una serie de trabajos realizados en el entorno del Mediterráneo occidental, los cuales en mayor o menor medida seguían dando vueltas a la teoría de la "raza enana", el equipo que se iba formando en el Oceanográfico de Baleares decidió empezar a trabajar sobre el tema y puso en marcha un proyecto para el estudio de la biología y la dinámica poblacional de la merluza de Mallorca. En aquella época los modelos matemáticos aplicados a los estudios de poblaciones de peces, sobre todo para su aplicación en la gestión de pesquerías, marcaban el tipo de investigaciones que se realizaban y por ello la atención a algunos aspectos de la biología de los peces era relegado a un segundo término por el interés que suponía estimar los parámetros que intervenían en los modelos. Cabe señalar que la referencia temporal de estos modelos es el año, con lo cual todo los aspectos de carácter intra-anual, importantísimos a la hora de estudiar la biología de los peces, quedaban enmascarados por la visión inter-anual. En cualquier caso en 1977, tal como se había previsto, se iniciaron embarques trimestrales en arrastreros y en dos años se llegaron a medir 15500 merluzas y se leyeron 852 otolitos, unos huesos del oído interno cuyos anillos reflejan el crecimiento del pez.

PLANTAMIENTO DE HIPÓTESIS
Los primeros resultados fueron presentados en 1979 en Antalía, en Turquía, en la reunión de la CIESM, la Comisión Internacional para la Exploración Científica del Mediterráneo (Rapp. Comm. Mer Medit. 25/26, 10:79-86). Eran miembros de aquel Comité los maestros Tortonese, Maurin, Bombace, Bas, Quignard, Sara, Ben Tuvia y Furnestin entre otros y la comunicación fue recibida con gran interés. Básicamente, los resultados alcanzados después de dos años de trabajo apuntaban, sobre todo, a la posibilidad de que existieran dos ciclos sexuales al año y además basándose en las tallas retrocalculadas a partir de las lecturas de los otolitos, asignaban una talla para el primer año de 8 centímetros y unos crecimientos anuales de entre 5 y 6 centímetros que decrecían progresivamente como indica el modelo de crecimiento que se utilizó.

El año anterior, Armando Astudillo aplicó un análisis de población virtual bajo hipótesis de equilibrio a las distribuciones de tallas de la captura desembarcada en Palma de Mallorca en 1977, trabajo que fue presentado a la reunión de la Comisión General de Pesca del Mediterráneo (CGPM) celebrada en Nantes en octubre de 1978. Astudillo obtuvo una estimación de reclutamiento de unos 11387474 individuos que extrapolado a Mallorca se situaría en unos 17805068 individuos (Astudillo inédito).

LA COLABORACIÖN INTERNACIONAL
En 1989 se incorporó Beatriz Morales, del CSIC, aportando importantes mejoras metodológicas para el estudio del crecimiento de los peces y en 1990 tuvo lugar en el Oceanográfico un Seminario organizado por la FAO sobre lectura de la edad de los peces, con particular atención a la merluza, en el que participaron investigadores de muchos países mediterráneos. También en 1990 se inició el proyecto FARWEST, un proyecto internacional financiado por la Unión Europea y dirigido por Henri Farrugio del IFREMER, que permitió el intercambio metodológico y la discusión de resultados con otros equipos que trabajaban sobre el mismo tema. El proyecto se desarrollo entre 1990 y 1993 y participaron 35 científicos pertenecientes a 8 centros de investigación europeos.

LOS PRIMEROS RESULTADOS

El proyecto se había consolidado en 1979, se siguieron realizando embarques trimestrales y a partir de 1980 se reorganizaron los muestreos que pasaron a ser mensuales y a realizarse en puerto, primero en la lonja de venta del pescado y más tarde en el laboratorio. Se incorporó al equipo Biel Pomar que asumió, y actualmente sigue haciéndolo, la responsabilidad de la realización de estos muestreos. A finales de los años 80 se realizó un primer análisis global, cuyos resultados fueron presentados en la reunión de la CIESM celebrada en 1990 en Perpignan (Oliver, Morillas y Gaza, Rapp. Comm. Int. Mer Medit, 32,1:269 y 270) y posteriormente publicados en el Bulletin de l'Institut Oceanographique de Mónaco en 1992 (numero especial 11: 163-178) y ampliados con los muestreos realizados hasta 1991 en Scientia Marina (57/2-3:219-227).

En 1987 Pere Oliver había pasado a dirigir el Centro de Baleares del IEO y Federico Álvarez le sustituyó como coordinador del equipo de pesquerías. Los muestreos de merluza siguieron realizándose pero al inicio de FARWEST se puso mayor énfasis en las pesquerías peninsulares y en 1992 se interrumpieron los muestreos de merluza en Palma.





En el trabajo publicado en Scientia Marina y en lo relativo al crecimiento, basado en las progresión de las modas de las distribuciones de tallas más que en la lectura de la edad en los otolitos, asignaba una talla de 12 centímetros a la primera edad y un crecimiento anual de 7 centímetros al segundo año y 6 a los dos sucesivos. En aquellos trabajos, aunque no se le diera excesiva importancia, ya que el objetivo primero era la aplicación de modelos clásicos de dinámica de poblaciones de carácter interanual, ya se llamaba la atención acerca de la existencia de, generalmente dos, picos de abundancia de merluza en cada período intra-anual. Probablemente por ello, en 1995 Francisco Alemany y Pere Oliver analizaron de nuevo las distribuciones de tallas de merluzas hembras correspondientes al periodo 1990-1991 y, asumiendo la existencia de dos cohortes de peces, una correspondiente a la puesta de otoño y la otra a la de invierno-primavera, estimaron un crecimiento que suponía una talla para la primera clase anual de 20 centímetros y unos incrementos de crecimiento anual de 17, 14 y 12 centímetros en los años sucesivos (Cahiers Options méditerranéennes, 10:51-52).
Unos resultados que hacían verosímil la interpretación que hacía, del resultado de sus pescas, el patrón Perico Fuster unos 25 años antes, pero que científicamente eran difícilmente admisibles. En 1992 se interrumpieron los muestreos y en cierta forma se interrumpieron los trabajos dirigidos al estudio de la merluza en Baleares y todas las incógnitas y preguntas quedaron en el aire. En aquella época los pesqueros que calaban sus palangres en los cañones del Golfo de León, al igual que alguno que operaba en Mallorca, ya capturaban habitualmente merluzas de 80 centímetros y con cierta frecuencia de hasta 1 metro. Esto invalidaba el último apoyo de la teoría de la "merluza mediterránea enana", la inexistencia de ejemplares de gran tamaño en el Mediterráneo, pero la ciencia todavía se resistía y sigue resistiéndose a equiparar el crecimiento de la merluza mediterránea con el de la atlántica. En 1994 se retomaron los muestreos de merluza y con la incorporación de Enric Massutí al Oceanográfico se reiniciaron los trabajos, pero en 1996 Pere Oliver se traslado a Roma para incorporarse al Departamento de Pesca de la FAO y en 1999 Enric Massutí fue nombrado Director General de Pesca del Gobierno Balear del Pacte de Progrés y los trabajos se interrumpieron de nuevo.

LA CUESTIÓN DEL IMPACTO AMBIENTAL
Por otro lado en 1986 Armando Astudillo y John Caddy, recién llegado al Mediterráneo desde Canadá, habían analizado la serie de datos de captura anual de merluza de Mallorca entre 1940 y 1990 y plantearon la periodicidad de sus oscilaciones (International Symposium on Long Term Changes. Marine Fish Populations: 221-233). Esta observación abría un nuevo frente de trabajo: el estudio de las causas de esta variabilidad. En 2001, reconstituido el equipo de pesquerías del Oceanográfico con la reincorporación de Enric Massuti y Pere Oliver, se planteó la posibilidad de abordar este problema y retomar las investigaciones sobre la merluza.

UN EQUIPO PLURIDISCIPLINAR Y NUEVAS METODOLOGIAS
José Luis Lopez-Jurado, físico del oceanográfico que llevaba varios años realizando campañas oceanográficas y estudiando la dinámica de las masas de agua en el Mar Balear se incorporó al proyecto. También lo hicieron Beatriz Morales, Joan Moranta y Javier Tomas del IMEDEA, dos equipos que colaboran desde la llegada de Beatriz Morales a Mallorca. Sebastià Monserrat y Marta Marcos de la Universitat de les Illes Balears junto con Jordi Lleonart, Joan Cartes y Josep Lloret del ICM de Barcelona completaron el equipo. Con el proyecto llegaron los becarios doctorales Beatriz Guijarro y Manolo Hidalgo. Entre 2002 y 2006 este equipo ha estudiado, entre otros aspectos, el impacto de factores ambientales sobre la dinámica de la población de merluza y también su crecimiento incorporando las experiencias de marcado.

Cabe señalar en relación a las experiencias de marcado que, si bien las llevadas a cabo por el proyecto IDEA no han producido, por el momento, resultados positivos, las del IFREMER, con los que se colabora, si que los han conseguido. Estos resultados han sido publicados en el Journal of Marine Science del ICES (Dec. 2003 Vol. 60, issue 6: 1318-1327). De 1307 merluzas marcadas, de entre 13 y 58 centímetros, 32 fueron recapturadas permitiendo estimar un crecimiento 0.033 centímetros al día con un intervalo de confianza de 0.019 centímetros, es decir un crecimiento mensual de entre 0.42 y 1.56 centímetros al mes. Cabe señalar que los ejemplares recuperados fueron los de mayor tamaño, unas tallas en las que el crecimiento ya se va ralentizando.

Actualmente, en lo que se refiere al impacto ambiental sobre la dinámica de la población de merluza, el proyecto IDEA trabaja sobre la hipotesis de que la mayor presencia de agua de invierno (WIW-Winter Intermediate Water) y el consiguiente taponamiento de los canales de Ibiza y Mallorca y la modificación de la circulación de las masas de agua propician mayores abundancias de merluza. El seguimiento de esta situación se realiza a través de un índice atmosférico, la temperatura del aire a nivel del mar durante los meses de invierno en el Golfo de León.
IDEA se cerrara en mayo de 2006 con un workshop internacional IDEA, pero ya se ha empezado a hablar de un IDEA-2 que podría iniciarse en 2008.
30 AÑOS DE ESFUERZOS, UNA HIPÓTESIS CONSISTENTE, UN GRUPO DE INVESTIGACIÓN COHESIONSADO, MODERNOS EQUIPAMIENTOS, NUEVAS METODOLOGÍAS Y OBJETIVOS AMBICIOSOS ... UNA MUESTRA DEL LENTO Y COSTOSO CAMINO DE LA INVESTIGACIÓN CIENTIFICA, BASE DE LA GENERACIÓN DEL CONOCIMIENTO Y DEL PROGRESO SOCIAL.