LA REGATA DE LA RUTA DE LA SAL

La ruta del comercio de la sal entre las Islas Baleares y la península, pese a ser de corto recorrido, era conocida como la Ruta de la Sal. En 1846, reinando en España una Isabel II de 16 años, en Barcelona estalla la revolta dels matiners apoyada por los Carlistas que asedian la ciudad. Era la segunda Guerra Carlista (1846-1849) que tuvo como escenario principal Cataluña y como detonante la proclama del Señor Don Carlos VI el día 14 de Septiembre de 1846, aceptando, sobre todo, la propiedad burguesa del campo y la existencia de partidos en la vida política. Los alimentos empezaron a escasear en Barcelona, asediada por los ejercitos carlistas. Las minas de sal de Cardona estaban en manos de los carlistas y en la ciudad se hacía imposible la conservación de los alimentos. Para romper el bloqueo el comerciante Onofre Xifre Pauvila lanzó un reto a los navegantes de la época para trasportar sal desde Formentera hasta las costas del Garraf. Pagaría el cargamento en función del orden de llegada, a los primeros en oro y los últimos no podrían siquiera pagar a sus tripulaciones. Trece barcos se concentraron en la pitiusa menor, tres goletas, tres bergantines-goleta, dos bergantines, dos pailebots, una bribarca, una polancra y un jabeque tunecino. El favorito era, el mayor de todos, una goleta de casco de acero de 78 metros de eslora de cuatro palos y matriculada en Marsella, el Crabe de Marseille. Era el buque insignia de la Compagnie Francaise d'Hautemer y la comandaba el capitan Marçel Paddok. Este era el único barco equipado con propulsión mecánica, pero el patrón dio su palabra de no utilizarla. Cuatro embarcaciones eran de las islas. Los dos pailebots, uno, el Cala Pregonda, de 34 metros de eslora que había sido construido en Fornells de Menorca lo comandaba el Capitan Xavier Ferragut, menorquín y ex-oficial de la armada británica. El otro, de 24 metros lo mandaba el capitán ibicenco Rafael Verdera. La goleta de 26 metros Isla del Aire de Maó estaba capitaneada por Joan Pons y otra Goleta de 26 metros, la Fina de sa Calobra, registrada como yate en el Port de Soller era comandada por el joven aristócrata aragonés Alberto de la Cruz, que mas tarde emigraría a Argentina.

La salida se dio en La Savina de Formentera el 24 de mayo de 1846, el día era nublado y soplaba viento de xaloc. La salida se dio mediante tres salvas de cañón, debiendo estar los capitanes en la cantina del puerto. En sus chalupas, que salieron de cada barco en el momento de la orden de salida, se desplazaron, a remo, hasta sus embarcaciones.




Después de peripecias diversas es el Crabe de Marseille quien se aproxima a las playas de Cubelles, donde Onofre Xifré Pauvila ha organizado una comida campestre con más de 100 invitados, con ocho horas de ventaja sobre el Halcón Maltés, su inmediato perseguidor. El Crabe de Marseille apura la bordada, se acerca peligrosamente a tierra para exhibirse y acaba varado en un banco de arena. Así, el primer clasificado en el Garraf fue la goleta "Halcón Maltés" de Malta, patroneada por Andreas Potrus, tardó 1 día y ocho horas y sacó una media de 5,28 nudos en un dia y ocho horas de navegación. El segundo, dos horas después, fue el jabeque "Jerba" de Túnez, patroneado por Abdelkader Boussau y el tercero el bergantín "Arrogante" de Palamós, patroneado por Pere Barret. La regata de la Ruta de la Sal no se volvió a correr hasta 1989 y desde entonces se ha celebrado anualmente para conmemorar aquella primera regata.

RUTA DE LA SAL 2006
A BORDO DEL MUNGA

1. DE PORTOCOLOM A DENIA

Toni Oliver, patrón y armador del Munga, y su hijo mayor Toni, habían navegado desde Portocolom, puerto base del Munga, hasta Palma, iniciando con ello nuestra participación en la Ruta de la Sal 2006. El Munga es un Trintella III A, un queche de unos 36 pies de eslora, esto son unos 10,8 metros, diseñado a principios de los 70' por Van de Stadt. Es un barco robusto, pesado y poco regatero pero muy marinero, es nuestro barco.

El Munga quedó amarrado en el puerto de Palma dos semanas antes de la fecha de salida prevista hacia Denia. Aquella iba a ser la sexta participación del Munga en la regata de altura de la Ruta de la Sal. Despachamos el barco al tiempo que hacíamos algunas reparaciones. Hubo que reponer una batería y se cambió toda la jarcia firme del palo mayor. También vaciamos el depósito de gasoil de babor donde este verano entró agua al embarcar una ola mientras se repostaba combustible en alta mar en el camino de Carloforte, en el sur Cerdeña, hacia las Baleares.




El miércoles 5 de abril de 2006 decidimos llevar el barco a Andratx donde habíamos concertado una suspensión para limpiar la obra viva. Así lo hicimos al día siguiente. El viernes embarcamos víveres suficientes para toda la travesía y dejamos el barco listo para zarpar atracado en el espigón exterior del puerto de Andratx. El sábado 8 de abril de 2006 a las 9:30 AM, con el Munga a son de mar, zarpamos del puerto mallorquín de Andratx en demanda del islote de Tagomago, referencia nororiental de la isla de Eivissa.

En las últimas ediciones de la Ruta de la Sal hemos ido conformando una tripulación que repite año tras año. El patrón, Toni Oliver, es un experto navegante de la Ruta que participó por primera vez en la edición de 1991 a bordo del Zippora de Portocolom patroneado por Rafel Mascaró. Lo hizo por segunda vez en 1997, ya al mando del Noriso también de Portocolom y repitió en 1998. Desde 2001 ha participado ininterrumpidamente al mando del Munga. Pere Ballester, experto mestre d'aixa, es un histórico, fue armador del legendario Noriso junto con Toni y eso creó profundos lazos de unión entre ellos. Con Pere a bordo el patrón se siente más seguro. Cualquiera que sea la avería que se presente siempre tiene una anécdota de aquel pequeño gran viejo cascarón, como lo bautizara Nadal en la Sal del año 97. El mayor número de historias de Pere se refieren a vías de agua, especialidad en la que el Noriso era un verdadero buque escuela. Tomeu Ramon "Rito", cuñado del patrón, participó por vez primera en la Sal de 2001 a bordo del Munga. En 2005, al sur de Formentera nos abrumaban las averias en una noche de viento fresco y racheado y mar de cara, Rito nos dio el empujón necesario para disipar cualquier tentación de retirada y supimos romper el maleficio de 2004. El año anterior una tangana de mucho cuidado nos obligó a retirarnos a 10 millas al norte de Tagomago, no supimos aguantar el tirón. Hay partidos que son decisivos, como el del Barça en 1979 frente al Fortuna de Dusselorf en Basilea con Rife como entrenador, o el de la Samp en 1992 con Johan en Wembley y sobre todo el que sería en 2006 frente al Arsenal en Saint Denis con Frank Rijkaard. El Munga, perdió un partido en 2004, pero supo ganar el partido de 2005 al sur de Formentera y Rito fue el crack que nos empujó, como lo fueran en los partidos decisivos del Barça Charly Reixach en 1979, Ronald Koeman en 1992 o Samuel Etoo este año. Así, en 2005 se abrió una nueva etapa de singladuras para el Munga. Este año, por motivos laborales, Rito tuvo que incorporarse el miércoles en Denia a 24 horas de la salida. Este año ha participado por segunda vez el hijo mayor del patrón, Toni y por vez primera su hijo menor, Miquel, dos buenos marineros, ellos son el futuro. Pere Oliver, oceanógrafo y hermano mayor del patrón, "es conco" como lo llaman Toni y Miquel y a veces también los demás, forma parte de la tripulación desde 2002 y su responsabilidad se centra en la navegación, las comunicaciones y la cocina. Aunque en el Munga todos los tripulantes asumen, en todo momento, el cometido que se les requiera a la orden del patrón.




El de a bordo no es espacio para la democracia. A bordo se aplica el buen rollo y aquello de que donde hay patrón no manda marinero. Al que le cueste comprenderlo que se pase por un videoclub o tire de emule y se haga con Rebelión a bordo, El motín de la Bounti, aquella extraordinaria película de 1962 con Marlon Brando, Trevor Howard y Richard Harris u otro Motín, el del Caine, nada menos que con Humphrey Bogart. Esas dos películas son manuales de lo que se debe y de lo que no se debe hacer en un barco. Aunque si de cine y de navegaciones se trata que nadie se quede sin ver Master and Commander: the far side of the world con Russell Crow en el papel de Jack “el afortunado” Aubrey y que no se pierda su banda sonora. Particularmente esa versión de la Música Nocturna delle strade di Madrid, no.6, Opus 30 de Boccherini interpretada por Aubrey y Maturin. En el Munga, como en la Surprise, el mando es del patrón, con él todos a una y no hay más.

Así que dejando el imponente cap de la Mola por babor y siguiendo la estela del Macarella, el Munga puso proa al puerto continental de Denia. El Macarella, patroneado por Juan Domingo de la Cruz, ha participado en las últimas ediciones de la Sal. Juan participó por vez primera en la accidentada edición del 98 a bordo del Noriso y en los últimos años solemos preparar juntos la regata y navegamos en conserva desde Mallorca hasta Denia para tomar la salida.

Era un día claro y soplaba una suave brisa de norte, fue una travesía tranquila y agradable. Decidimos parar en Eivissa para ver el Sapo, otro Trintella III igual al Munga que unos días antes habíamos adquirido.


En la tripulación del Munga hay buenos pescadores de atunes al curri y se jactan de ello colocando sus trofeos en el obenquillo de babor del palo de mesana, pero esta vez le tocó al Macarella. Durante la travesía el Macarella pescó un tasarte, plain bonito en inglés o palomette en francés, king makerel lo llaman en Malta. Pesaba unos diez kilos y medía casi un metro. El peso y las dimensiones nos hicieron dudar a la hora de identificarlo, la bibliografía de a bordo y sobre todo el sentido del gusto sirvieron para despejar dudas, no era atún rojo como alguien llegó a pensar. Era un viejo tasarte, especie al parecer poco frecuente en estas aguas y cuya talla máxima no llega a superar la de aquel ejemplar capturado por el curricán del Macarella. Estos peces no son objeto de pesca dirigida y son capturados como acompañantes de otras especies o de forma accidental. Es curioso que las guías de la FAO indiquen que no existe en las Islas Baleares.


Tendremos que dar cuenta de esta captura como un hecho novedoso. Con todo, el Marmitako que preparó el patrón se dejó comer.

Tras rehogar cebolla y pimiento verde salpimentó, añadió las patatas cortadas, más bien rotas con maestría por Pere Ballester, un vaso de sidra vasca, un bote de tomate troceado y agua hasta que cubrió. Lo dejó cocer hasta que la patata estuvo hecha, entonces añadió los trozos de tasarte para que cocieran no más de cinco minutos. Dijo que esa receta la aprendió de un vasco llamado Fidel Olaizola, que el verano pasado, en s'Illa de'n Colom, cocinó un delicioso Marmitako con atún rojo que habían pescado volviendo de Cerdeña. Y como a bordo hay que aprovecharlo todo, al día siguiente el cocinero preparó unos filetes a la plancha con generoso condimento acompañados de patatas fritas. Dio resultado y Ballester confesó que había sido la mejor comida a bordo en mucho tiempo.


Para Pere Ballester no hay nada mejor que un filete con patatas fritas, a lo sumo una hamburguesa o un perrito, por supuesto con patatas fritas y aquéllos, aunque de animal acuático, no dejaban de ser filetes y la ración de patata era generosa, como debe ser.

El domingo nos visitaron Miquel, hijo de Pere y sobrino del patrón, y Claudia, su mujer. Vinieron con Gonzalo, hijo de la mujer de Pere, y Alex, hijo del actual esposo de la exmujer de Pere. Miquel había acompañado a Alex que va a hacerse cargo de la cocina de un restaurante thai, el Bam Buda, en Eivissa y están viviendo en casa de Gonzalo. En cierta forma tres hermanos de una de esas extendidas familias que se han conformado a partir de aquellas parejas de la España que transitaba hacia la democracia y que, al menos en este caso, se felicitan al poder apuntarse a aquello de que “bien está lo que bien acaba”.

Cuando zarpó el fastferry de Balearia en el que Miquel y Claudia regresaban a Mallorca, junto con los amigos del Macarella buscamos un bar para ver el Racing-Barça.


El lunes a las 9:00 AM dejamos Ibiza con rumbo a Denia, el parte meteorológico del INM anunciaba noreste 4 y marejada amainando por la tarde y la previsión se cumplió al pie de la letra. Cruzamos los Freus pasadas las 9:30 AM y cuando dejábamos l'Illa dels penjats vimos que el mar estaba plagado de medusas, grumers. Estos animales aparecen en abundancia sólo algunos años, probablemente condicionados por las características oceanográficas de ese año. ¿Cuáles son esas condiciones?, eso es algo que, pese a los enormes esfuerzos que se están dedicando a la investigación oceanográfica, todavía desconocemos. Inmediatamente dejamos el imponente Vedra por estribor y nos adentramos en un canal de Ibiza en el que nos encontramos con un considerable tráfico marítimo.

El noreste fuerza 4 nos vino de perlas cuando el motor se paró debido a un problema con el retorno del gasoil y el depósito de estribor. El prefiltro de gasoil estaba muy sucio, muchísimo, sorprendente si tenemos en cuenta que había sido cambiado antes del verano y desde entonces el motor no había funcionado más de 100 horas. Sin duda el gasoil que cargamos este verano en Túnez era la causa de tanta suciedad, gasoil muy barato, pero sucio. No teníamos filtro de recambio y optamos por funcionar sin el prefiltro.



Superada la pana pusimos el Spynaker y planeamos sobre las olas rodeados de delfines, que nunca nos habían acompañado durante tanto tiempo. En medio del mar todo se ve desde otra perspectiva. En medio del mar es muy difícil entender esos comportamientos desbocados que caracterizan a los humanos de tierra firme y más aún a los políticos de la España que nos está tocando vivir. Pere Oliver, que tumbado a popa tomaba el sol leyendo El País, no pudo reprimir el impulso de leer en voz alta parte de un artículo en el que se contaba la anécdota de un debate en el que un político al intentar justificar su comportamiento alegó: “perdí las riendas de la situación”, a lo que el oponente le había contestado: “usted lo que ha perdido no son las riendas, usted lo que ha perdido y ya hace tiempo es el jinete” a lo que el espabilado apostilló "ya empezamos con las indirectas". No se darán cuenta esta gente del ridículo que hacen!





Era un agradable día de tibio sol primaveral que, sin embargo, se dejaba sentir con fuerza sobre el rostro. Los vientos portantes nos empujaban, a toda vela, hacia la península y gracias al piloto automático la tripulación se había dejado llevar por posiciones de bajo consumo de energía. Sólo nuestra proa cortando la superficie del mar acompañaba el espléndido silencio mediterráneo. Entones el silencio fue roto súbitamente por una voz enérgica y con cierto cachondeo: “por allí resopla”. Saltamos todos como resortes hacia proa cámaras fotográficas en ristre. Son rocuales apuntó el oceanógrafo, rocuales comunes, Balaenoptera physalus, mientras los demás tripulantes le observaban asombrados. Era una pareja o quizá un grupo de tres o cuatro, parecían adultos y les calculamos una talla de unos 20 metros. Nos cortaban la proa nadando con rapidez y se sumergieron. Estos grandes mamíferos, poseedores de grandes pulmones, respiran gracias a los orificios nasales que tienen en la parte superior de la cabeza, los cuales cierran herméticamente cuando se sumergen, abriéndolos cuando vuelven a la superficie para respirar, produciendo el característico resoplar de las ballenas. Cuando volvieron a la superficie los vimos resoplar de nuevo. Pere las pudo observar con los prismáticos y se le pasó por la cabeza que pudieran ser Humpback wales, Megaptera novaeangliae, nunca las había visto, además sería una rareza en estas aguas, demasiado bonito para ser cierto. Luego se sumergieron y no las volvimos a ver.


Llegando a Denia pasamos junto a un pez luna. En las islas lo llamamos surer y ciertamente es como un corcho cuando flota tumbado y aparentemente inanimado en superficie. Moderamos y nos detuvimos junto a él, "está muerto" apuntó alguien, pero entonces recupero la verticalidad y nadó hacia el fondo desapareciendo. Llegan a medir 3 metros y a pesar hasta una tonelada y media. No son apreciados para comer excepto en Chipre donde sí se comen. Es extraño que las mismas especies puedan ser tan apreciadas en unos lugares y despreciadas en otros. Es el caso de la llampuga, tan apreciada en Mallorca, en Sicilia o en Malta donde incluso aparece en su moneda más común. Es tan poco el interés que despierta este pez en las costas continentales que se llegó a plantear la teoría, luego desmentida, que sólo aparecía en los mares insulares. Lo mismo ocurre con el jerret tan apreciado en Mallorca y sin ninguna opción comercial en otros lugares, o la mollera, tan poco apreciada en Mallorca y que en Menorca, frita en abundante aceite muy caliente, como la comimos en el Vell Parrander de Cales Fonts, es un plato marinero allí casi emblematico. Pero es así y no es de ahora porque aún llaman más la atención los casos del rape o de la langosta o de las cocochas de merluza, productos del mar que antaño, en realidad no hace tanto, no tenían mercado y tenían que ser consumidas por los propios pescadores y sus familias y hoy son carísimos manjares muy buscados y apreciados. Entonces apareció la Nao por la amura de babor, estábamos llegando a Denia.


2. EN DENIA

 


El lunes por la noche al llegar a Denia preparamos unas lentejas a la riojana. Una comida fácil y rápida, nutritiva y apetecible. Simplemente, cuando el aceite no está demasiado caliente se añaden los ajos, algo de panceta salpimentada y chorizo con cebolla y tomate, todo sofrito pero sin pasarse. Un chorrito de vino y agua y cuando empieza a hervir se añaden las lentejas. Eso es todo, en un plis plas estaba la mesa puesta y las lentejas servidas. El patrón echó mano del pañol de babor a su espalda y sacó una botella de Viña Real reserva del 99, “la primera vez que descorché una botella de este vino fue en el tren camino de Asturias, el día que conocí a vuestra madre”, dijo mirando a sus hijos. Las lentejas y el Rioja supieron a gloria.

El martes fuimos a tomar el aperitivo a Casa Benjamín "Miles de Botellas". Una de las razones por las que optamos por la versión Este es por volver a tomar el aperitivo en esta bodega llena de miles de botellas, con sus paredes llenas de recuerdos deportivos. Cañas de cerveza, vermouth con sifón, Nestea, mejillones en escabeche y boquerones en vinagre con aceitunas y rosquilletes. Alguien les preguntó a los chavales “¿Estáis de vacaciones?”, “No todos los días, hemos tenido que pedir autorización para ausentarnos con un poco de antelación.” “¿Y vosotros”, replicaron “estáis también de vacaciones? “No exactamente” le respondió uno de los tripulantes y luego, dirigiéndose al resto de la tripulación nos explicó: “Un colega con el que trabajé siempre repetía que un funcionario como somos nosotros, siempre que no esté jubilado, debe estar o en su puesto trabajando o en comisión de servicio, de vacaciones, gozando de permiso por asuntos propios o con baja medica, no le cabe otra posibilidad. Hoy le hubiéramos tenido que explicar a aquel compañero que existe otra situación: la Ruta de la Sal”. Aunque en realidad más que otra situación la Ruta pertenece a otra dimensión, una dimensión que nada tiene que ver con la vida cotidiana a la que se refería aquel compañero. Nada nuevo, nadie que haya flirteado en serio con el mar duda que los humanos o estamos vivos o estamos muertos o somos navegantes. Lo dicho, otra dimisión, otra forma de entender y utilizar el tiempo, otra forma de vivir. La tripulación evidenció su asombro ante tal realidad pero todos asintieron y apuraron sus bebidas.



Aquel día el patrón preparó para comer el mejor bacalao al pil-pil del que tenemos recuerdo. No hay Ruta de la Sal sin pil-pil y para cumplir la tradición Pere Ballester había comprado bacalao en Ca na Mari Carmen de Portocolom, donde se encuentra el mejor bacalao de Mallorca. El patrón cortó ajos que sofrió en aceite poco caliente y los sacó antes de que se doraran, luego metió los trozos de bacalao con la piel hacía abajo con el aceite muy poco caliente. El secreto del pil-pil es la temperatura del aceite, comentó. Si el aceite está muy caliente el bacalao no suelta la grasa y no hay emulsión. Al cabo de unos minutos giró los trozos moviendo algo la sartén para comenzar la emulsión, luego volvió a colocar el bacalao con la piel hacia abajo, añadió los ajos y perejil que había cortado muy fino y comenzó a mover la sartén hasta que consiguió un exquisito pil-pil.


Los amigos del Macarella había ido a Valencia para ver el montaje de la Copa del América y nos mandaron un mensaje multimedia con la foto de la paella que se iban a comer en la Malvarrosa a lo que respondimos con una foto con nuestros platos vacíos y bien rebañados.

Luego descansamos lo justo y fuimos al pueblo a comprar todo lo necesario para acometer las reparaciones urgentes: tubo, conexiones, arandelas, estaño para las soldaduras, filtro de gasoil y de aceite del motor y una llave de mordaza grip, mordaçes d'estrenyer fort en buen mallorquín. De regreso al barco iniciamos las reparaciones.

Sin dar tregua el cocinero decidió que aquella noche se cenaba patatas a la riojana. Ballester confirmó su maestría rompiendo patatas mientras "es conco" sofreía los ajos en aceite no demasiado caliente, añadió el pimiento verde y la cebolla bien cortaditas, algo de guindilla, ñoras y al poco los chorizos, cortados a rodajas claro. Una pasadita y el agua, las patatas, unas hojas de laurel, un polvito de pimentón y sal y a esperar que las patatas estén hechas. De nuevo un éxito. Después de cenar un paseito por los muelles, un gin tónic y a dormir.




El miércoles debíamos concentrarnos en completar las reparaciones, muy especialmente el VHF. Recibíamos perfectamente, pero no se nos oía más allá de dos millas, todo parecía apuntar a un problema de antena o de cable y por allí había que empezar a cuyo fin compramos una antena nueva y cable. A media mañana debía llegar el sexto tripulante, Tomeu Rito.

Antes de las ocho estábamos en pie, pero entre duchas, desayunos y el entretenimiento que nos dispenso la cadena SER relatando el comportamiento esperpéntico, por evitar hablar de antidemocrático, del PP en España a propósito del auto de procesamiento por el atentado del 11M de 2004 en Madrid y de la no aceptación del resultado electoral por parte de Berlusconi en Italia, a media mañana todavía no nos habíamos puesto manos a la obra ni había noticias del ferry de Balearia.

El patrón estuvo peleándose por nuestro ratting, nos habían asignado un 0.906 en el nuevo RN y tras muchas gestiones y gracias a la ayuda inestimable de Pere Cabañero y el buen hacer del personal de la Federación Española de Vela desplazado a Denia para la ocasión se nos asignó un 0.878, superior al que nos corresponde y al 0.851 de IRC Club, pero algo más ajustado a la realidad.



Pero lo principal era la puesta a punto del barco. Cada vez que uno se enfrenta a una reparación, por sencilla que sea, debe hacer frente a la terrible falta de colaboración de los elementos inanimados. La llave allen que estaba usando el patrón, la única a bordo para poder apretar aquella pieza, se le escurrió entre los dedos y fue a caer en un lugar imposible de la sentina, un rincón inalcanzable. De mil veces que intencionadamente la hubieramos dejado caer pretendiendo ubicara en aquel lugar, seguro que ni en uno solo de esos lanzamientos lo hubiéramos conseguido. Parecía imposible, pero obviamente no lo era. Es sorprendente la desesperante, o mejor desquiciante, falta de colaboración de los objetos inanimados, precisamente cuando mas falta hace que colaboren. Cabos que se anudan de forma sorprendente cuando necesitas que se dejen comandar libremente, objetos diversos que se escurren de forma incomprensible y se sitúan lejos de tu al cance cuando mas los necesitas y tantas y tantas circunstancias con las que el mundo inanimado intenta hacerse presente en el mundo de los seres vivos. El patrón intento primero introducir su cuerpo entre las bancadas del motor, luego ayudándose de unos alicates de puntas y finalmente pretendió que la llave saltara empujándola con el pie. Pero nada de nada, sólo un apunte de esguinze en la pierna de apoyo, algunas heridas sin importancia y una buena dosis de ansiedad. Entonces alguien se dirigió al menor de los hijos del patrón que observaba impertérrito: "i tu kiss no hi arribaries", el chaval se volvió y respondió: "jo crec que si" y vaya si llegó, se infiltró por los espacios imposibles alcanzó la llave y cual x-men náutico al poco estaba arriba con la llave allen. A la pregunta de porque no nos había indicado que el podía intentarlo con posibilidades éxito y máxime cuando veía a su padre al borde de la autoinmolación nos respondió que nadie se lo había preguntado. Kiss es así. Solucionados los problemas de motor pasamos al apartado comunicaciones.




A las 14:00 habíamos cambiado el cable de la VHF y la antena, pero seguíamos sin poder emitir más allá de dos millas. Poco después de las 15:30 llegó Rito y como es costumbre encontró a la tripulación en esos momentos de actividad y ultimación de detalles previos a la partida: pegar los numerales, comprobación de baterías y consumo de elementos eléctricos.

Poco antes de las 18:00 h. comíamos un bollit d`ossos que preparó Tomeu Rito nada más llegar a bordo. Siguiendo sus instrucciones habíamos puesto en remojo los huesos la noche antes y a la mañana habíamos cambiado el agua, luego fuimos al mercado para comprar los boniatos, la col y las patatas, los butifarrons los trajo Tomeu. Això és es bullit més tipic de Mallorca , dijo el patrón cuando estabamso a punto de sentarnos a la mesa para dar debida cuenta de el.

Después de comer el patrón agotó el último cartucho comprando una nueva emisora y comenzó a instalarla, fue un momento de gran incertidumbre, sin VHF no se puede participar en la regata. Conectada la radio, contactamos con el club náutico de Javea que contestó sin apenas dar tiempo a la voz de cambio, “fuerte y claro”. Entre incredulidad y sorpresa lanzamos una nueva llamada, "A ver, a ver, algún pesquero en las cercanías de Denia, aquí Munga para una prueba de radio", a las 17:30 h. un pesquero que faenaba a 7 millas de Denia nos recibió “fuerte y claro”, la alegría se apoderó de todos nosotros, el preblema estaba resuelto.

Por la noche la organización obsequió a los participantes de la versión Este con una cena a la fresca. Algunos de la tripulación del Munga comimos un plato de arroz caldoso pero no participamos del cocido que servían de segundo plato. Hicimos acopio, como cada año, de vasos de "plástico" de Estrella Damm y optamos por visitar por última vez Casa Benjamín "Miles de Botellas" en un último paseo por las calles céntricas de Denia. Los vasos de Damm son, por la delgadez de sus paredes y por el calor específico del material con el que están hechos, inmejorables para beber cerveza en verano sin que esta pierda temperatura por intercambio calorífico con el vaso. En casa Benjamín tomamos unas cañitas y adoramos de nuevo el Barça de Helenio Herrera que preside el local. Vimos al Espanyol proclamarse campeón de copa. Luego fuimos a cenar, comimos pasta, carga de hidratos de carbono para afrontar la regata. Ya nunca mas caeremos en el error de 2004 en que por agotamiento tuvimos que retirarnos a 10 millas al norte de Tagomago cuando navegabamos volados bajando desde Barcelona. Antes de retirarnos a la embarcación visitamos un bar clásico para las tripulaciones del Munga como antes lo fue para las del Noriso, el Jamaica, donde rememoramos anteriores ediciones. Es costumbre tomar un roncito, escribir algo en el libro del bar y releer las anotaciones de los años anteriores. La emoción es mucha, escribió Xisco Carrasco en la edición del 2002, ciertamente la Sal es otra dimensión.






3. LA REGATA

 

El jueves 13 de abril de 2006 día de la salida, mientras el patrón acompañado de Toni asistía a la reunión de patrones, el navegante dio un vistazo a los últimos Boletines Meteorológicos Marítimos y a las salidas de los modelos de predicción de viento (HIRLAM) y oleaje (WAME) publicados en Internet por el Instituto Nacional de Meteorología. Un anticiclón de 1030 al Norte de Azores que se extendía en cuña y debilitándose en el Mediterráneo y una baja de 1008 en el Adriático determinaban la situación general. Otro anticiclón de 1020 sobre Baleares y otra depresión de 1010 en la costa atlántica marroquí completaban el cuadro. Todo ello nos iba ha deparar vientos de fuerza 2 a 4 del Sur rolando al Sursureste o incluso a Sureste al acercarnos a las Islas y marejadilla tendiendo a marejada. En resumen, una vez que nos separáramos de la costa tendríamos que navegar de ceñida y muy probablemente no podríamos doblar el cabo de Berberia a la primera. No se trataba desde luego de las mejores condiciones para el Munga, nuestro barco prefiere vientos portantes y frescos pero cualquier cosa es mejor que aquella encalmada de 2003 que casi nos volvió locos.


Poco después del mediodía, a las 12:40, se dio la salida, una salida muy emocionante. El patrón dijo, "no nos vamos a meter en el mogollón" y Ballester comentó en voz baja "siempre dice lo mismo y acabamos metidos en el lío". Optamos por salir por la baliza amurados a babor, era el bordo bueno, nos preparamos con las velas amolladas y cuando faltó un minuto comenzamos a cazar velas y a tomar arrancada. Pronto vimos que eran muchos los que habían decidido salir igual que nosotros, los había que corrían la línea amurados a estribor y, por tanto, con preferencia y otros que la corrían en sentido contrario o entraban en cuña, amurados a babor. En resumen, había barcos por todos los lados y en todas direcciones. El patrón nos puso al corriente de que teníamos que esquivar a los que subían, teníamos que colarnos entre la popa de uno y la proa de otro y la tenía tomada con un barco que se quería meter por nuestro barlovento su proa muy cerca de nuestra aleta de babor. El patrón gritaba "decidle a ese que se quite de ahí" a la vez que orzaba un poco. Más tarde se puso a gritar "Agua", "agua" dirigiéndose a un barco a barlovento que parecía querer cruzar nuestra proa, un auténtico caos. Entonces el patrón dijo: "vamos a salir por ahí", apuntando a uno de los barcos que corría la línea amurado a estribor. Hacia ese barco se dirigía otro en sentido contrario, las tripulaciones de uno y otro barco comenzaron a chillarse y finalmente colisionaron, mientras por la radio se oyó: tres, dos uno, top!. Al cruzar la línea imaginaria entre el comité y la baliza la adrenalina iba a tope y ahí no terminó todo, pues estuvimos a punto de abordar a un catamarán que no vimos venir hasta el último momento. Cuando Miquel lo vio dio la voz de alarma y el patrón ordenó soltar velas a la vez que arribaba metiendo la caña a babor. Nuestro costado de babor pasó a un palmo del costado de babor del cata donde uno de los tripulantes ya estaba sobre la borda provisto de una defensa. Buena maniobra dijo una voz desde el catamarán.





Con el viento en la nariz el bordo hacia el sur era mejor, por lo que aguantamos amurados a babor unas cinco millas, momento en que hicimos el bordo para no acercarnos demasiado al cabo de la Nao. Dos millas después, sobre las 14:00 horas el viento empezó a rolar a Sur y refrescó de tal manera que a las 16:00 horas ya navegábamos a 5 nudos y media hora más tarde entre 5 y 6 de ceñida y con rumbo entre Sant Antoni de Pormany y els Freus, entre 10 y 30 grados más al norte del rumbo directo al cap de Berberia.

Toni y Miquel se iban turnando con su padre a la caña y finalmente Miquel pilotó el barco durante unas 20 millas barloventeando con atención, no está nada mal para ser su primera Sal.

Atentos a la radio supimos que el Macarella iba unas 6 millas por delante, no nos tomaban más de una milla por hora y los más rápidos nos adelantaban en unas 12 millas y eso nos mantenía en la pelea, pero quedaba mucho partido. Además pronto caería el sol y con la noche los tramposos que se ayudan del motor avanzarían sigilosos.

A las 20:30 horas, a la puesta de sol estábamos a menos de 30 millas de Berberia y navegábamos a 5-6 nudos con buena mar y viento del Sur que calculamos de fuerza 3, ya que no llevamos anemómetro. Nos equipamos para pasar una noche de cielos limpios que se anunciaba fría y húmeda. La luna llena asomó espectacular a nuestra proa sobre Formentera. Pusimos la radio FM para seguir el Barça-Madrid que se disputaban una plaza de la final a cuatro de la Euroliga.



A las 22:40 horas continuábamos de bolina con rumbo directo a Berberia siguiendo la estela de la luna sobre el mar. A 19 millas del cabo se confirma que el Barça estará en la final de Praga, 76-70. Luego supimos que eso sería lo más lejos que iba a llegar en esa competición, no podíamos suponer que todo iría tan mal y nuestro insigne culé “Rito” descorchó una botella de cava Torrelló.

Durante la travesía se recuerdan historias del Noriso, Toni y Pere recuerdan que en las regatas del Conde de Barcelona, cuando ceñían, el barco se llenaba de agua, que se acumulaba en el costado de sotavento y la bomba de achique no podía sacarla. Había que parar para adrizar el barco y sacar el agua y volver a la carga. Con el Munga las cosas han sido distintas, es la sexta ruta del Munga, siempre en la versión Este, saliendo de Denia, salvo el año 2004, que salimos de Barcelona y a las 4 horas de la madrugada nos cogió la tangana. Lluvia, ventarrón y unas olas enormes de popa que acojonaban. Andábamos a más de ocho nudos con sólo un tormentín, pero fallamos como tripulación y a 10 millas de Tagomago nos retiramos agotados. Hay un antes y un después de esa regata. El 2003 fue el año de la encalmada y llegamos fuera de control, tras 52 horas navegando nos cerraron la línea de llegada cuando nos faltaban tres millas. El año pasado fue nuestra mejor regata hasta la fecha y la primera de Toni, el hijo mayor del patrón. Superamos el bajón al sur de Formentera y cruzamos la línea de llegada con dos barcos detrás en tiempo real y ocho en compensado. Toni recogió el saco de sal y lo entregó a su hijo, le dijo, corremos por esto. Aquel año, el agotamiento y el mareo de tierra no nos dejaron terminar la cena a la que nos invitó el amigo Gerardo Mayor, el presidente de Ibiza Nueva, y su esposa Amparo Huici. La mesa de aquel restaurante francés de Ibiza, a tiro de piedra del monumento al corsario, navegaba y los ojos se nos cerraban, pero nos sentíamos muy felices, Gerardo y Amparo nos supieron disculpar, son una gente estupenda.



Entrada la noche "es conco" preparó una sopa de fideos bien caliente que la tripulación agradeció mientras el viento comenzaba a escasear y rolar a Sureste, por lo que ya no pasábamos el cabo. A catorce millas comenzamos a caer para intentar mantener una velocidad no inferior a 4 nudos. A seis millas de Berbería, andando a escasos 3 nudos hicimos un bordo, era el principio de una encalmada que a las 4 horas nos atrapó a 2 millas de Berbería.

El patrón agotado se fue a descansar un rato y dejó al mando a su hijo mayor, que a duras penas mantuvo el gobierno e hizo avanzar la nave. La situación era desesperante. Hablamos por radio con el Macarella que estaba encalmado al otro lado de Sa Mola a 18 millas de Tagomago, donde se encontraba la mayoría de la flota. Una luz roja nos acompaña, avanzaba con inexplicable rapidez en la oscuridad. Lo teníamos por el través, nos llegaba el run run de un motor, posiblemente cargaba baterías.

A las 7:20 horas, al salir el sol sobre la Mola de Formentera, se fue levantando viento, nos movíamos a más de 4 nudos!. A las 8:12 horas dejamos el faro de Berbería por el través de babor y a las 10:20 horas estábamos a 2,15 millas de Sa Mola y andábamos a 4 nudos y medio. Oímos a alguien llamando por radio a Tagomago control para decir que estaba pasando la Mola y que era el último. Comunicamos con él para decirle que al menos tenía dos barcos a su popa y que uno éramos nosotros. El otro nos iba algo delante, eran los dos únicos barcos que teníamos a la vista tras la salida del sol. Con la noche nos habíamos quedado muy solos. Esperamos para comunicar a Luis, en Tagomago control, que estamos en carrera, sabíamos que se alegraría pero queríamos hacerlo navegando con rumbo norte hacia él.




Un último bordo y pasamos muy justo el cabo de Punta Rotja, pero lo pasamos, los últimos en tiempo real. Ser los últimos casi siempre perjudica, encalmadas, roladas a proa o lo que sea te pilla cuando otros han llegado o están más cerca. Además, psicológicamente es duro estar atrás, tienes que autoconvencerte de que todavía estás en carrera.

A las 11:00 horas doblamos la Mola y pusimos rumbo directo a Tagomago. Comunicamos con Tagomago control pero Luis se había acostado un rato, hablamos con Isabel que le había dado un relevo. Media hora más tarde, con viento del Estesureste, metimos el spy y nos pusimos entre seis y siete nudos. Navegamos muy bien, mientras pudimos aguantar el rumbo directo a Tagomago, luego el viento refrescó y el barco empezó a entrar de orza. A diez millas de Tagomago optamos por bajar el spy y seguir con el génova. En el freu de Tagomago Isabel Pollo nos dio el paso, pero también hablamos con Luis y quedamos para tomar una birra en el Keeper. Ponemos rumbo directo a Botafoc, ya no hay duda, estaremos en Eivissa para ver jugar al Barça y cede la tensión. Somos así, carecemos de ese punto de competitividad que hace que no cedas ni un ápice hasta cruzar la línea de llegada. No tenemos nadie cerca con quien picarnos, el patrón se acuesta y su hijo propone poner el spynaker, déjalo le decimos, al fin y al cabo ¿para que? Pues muy sencillo, sin el spy entramos con un tiempo de 1 día dos horas, doce minutos y 31 segundos, puesto 129 en la general compensada, a solo 33 segundos del 128 y con solo un poco más de competitividad y perseverando en lo que estábamos podíamos haber quedado más adelante. ¿Importante? pues si, corremos con y contra nosotros, por lo que sólo podemos estar plenamente satisfechos cuando hemos hecho las cosas lo mejor posible, lo demás da igual, sabemos que nuestro barco es lento y pesado, que nuestras velas están viejas, pero tenemos un largo camino para llegar en la mejor posición posible. Quien sabe si nos ponen el rating que nos corresponde y hacemos bien las cosas, a lo mejor un año quedamos los primeros.





A las 18:30 horas pasamos la línea de llegada y como merecía la ocasión abrimos una nueva botella de cava que apuramos satisfechos tras las 29 horas y 49 minutos de navegación. Tres Hurras por el Munga y su tripulación, un brindis a esa nueva regata del Munga y a la primera Sal de Miquel, el pequeño de los hijos del patrón. En cuanto entramos en el puerto de Ibiza nueva pedimos por radio un amarre para el dorsal 278 de la Ruta de la Sal, el Munga. Nos indicaron que el amarre que nos adjudicaban era el 255, en el que intentamos penetrar sin conseguirlo, por lo que nos mandaron a otro pantalán y las 19 horas estábamos atracados y pisamos tierra. Entregamos la hoja de llegada y el patrón hizo entrega a su hijo menor del saco de sal en recuerdo de su primera Sal.


4. EN EIVISSA Y REGRESO AL PUERTO BASE

 

Con el barco amarrado y la electricidad conectada tras tener que cambiar la conexión, Rito y Ballester marcharon raudos para encontrar un bar donde ver el Barça, mientras Pere fue a ducharse y el patrón y sus hijos se quedaron en el barco, comentando la regata con los del barco de al lado, eran gallegos.

Finalmente fuimos todos a ver el Barça-Villarreal donde estaban Rito y Ballester, el bar "Fleixes", una hamburguesería donde ponían el fútbol. Allí nos cominos una hamburguesas y unos crepes flambeados. Nos acostamos pronto, estabamos agotados.

El sábado por la mañana nueva visita al sapo, inspección del motor y planes inmediatos: Cuatro aspectos financiación del proyecto, abanderamiento e inspección técnica y de seguridad, traslado a Mallorca y situación en seco para pintar casco y poner a punto el motor.



Por la tarde Mallorca-Alaves, fútbol penoso y un equipo que no merece la atención que le prestamos. El fútbol es una caricatura de la vida misma y el Mallorca no es un buen ejemplo. Habrá que pensar si le damos la espalda a este equipo mediocre, sobre todo ahora que en la Masía ya no queda ni rastro de la época Gaspart. Ademas en el mundo del futbol no valen galaxias, ni comportamientos especulativos, solo vale el esfuerzo, el sufrimiento, el buen juego y como resultado y única verdad los goles. Pero por debajo hay mucho mas, saber dosificar, no hundirse ante los reveses, saber mantener la calma y estar agazapados para golpear en el momento. Como decia Don Mendo desde su gran sabiduria: si debes luchar que sea sin enfriarse y si se tercia que hay que matar descabella, pero sobre todo procura mantenerte en el juego en el justo punto, sabiendo llegar pero con mucho tino para no pasarse. El futbol, la esencia de la vida misma y sin tapujos, a pelo. El que vale y sabe campeón, los segundones se reparten las migajas y los que no se enteran a segunda.

Por la noche, entrega de premios. Nos dan el premio a la Fidelidad, pero llegamos tarde a recogerlo, como tantas veces, no volvera a ocurrir. Aunque sera duro tener que subir al escenario de esa fiesta interminable, pero sera nuestro homenaje a Pepe Ferrés, se lo merece. En la fiesta encontramos a Luis y Isabel de Tagomago control, nos pusimos mutuamente al corriente de nuestros proyectos nauticos. Luego llegaron Rosa, la hermana de Isabel y Alberto Butragueño los tripulantes del Boiro I y entonces apareció el ¿a que hora zarpamos? tipico de todos lo viajes. El síndrome fin de travesia, esa ansiedad que atrapa inevitablemente a todo tripulante inexperto cuando queda alrededor de una decima parte del viaje por compeltar. No importa que sea un viaje de un dia, de una semana, de un mes o de un año, siempre se presenta en ese último tramo. Pero cuando el virus se colaba y ya andamos que si nos vamos ya a bordo y zarpamos y así estaremos para comer en Portocolom o que si al estar todos a bordo esta misma noche feim avant sea la hora que sea o varias opciones mas, el patrón estuvo atento a la jugada y zanjo el mal de cuajo:"zarparemos a la salida del sol" y no hay mas.

La coversación regreso al tono festivo propio de la ocasion y el patrón comento que se había enamorado de uno de los barcos que participó en la regata, el Andrómeda y por la noche conoció casualmente al armador y patrón, Alberto Aracil. Alberto nos comentó que los barcos, especialmente esos como el Andrómeda o el Noriso, te vampirizan. Nosotros, los humanos, creemos que tenemos un barco pero no es así, son los barcos que nos tienen a nosotros, nos sobreviven y siempre acaban encontrando otro humano que los cuida dandoles lo mejor de sí mismo. Cuando ese humano se va llega otro para ocupar su lugar y el barco persiste sobre sucesivas generaciones hasta que el mar decide que también al barco se le agotó el ciclo. El mar siempre tiene la última palabra.

Después de la fiesta todos se fueron al Keeper, algunos a Pacha, pero a la mañana siguiente supimos que alguien se había quedado a bordo.








La biblioteca del barco era una alternativa muy válida, máxime considerando el cansancio acumulado. Obras de Joseph Conrad, el espejo del mar, el corazón de las tinieblas, la posada de las brujas o el hermano de la costa, Moby Dick de Hernan Melvilla, el cazador de barcos de Justin Scott, Gran Sol de Ignacio Aldecoa, Capitán de Mar y de Guerra de Patrick O'Brian, Moitessier, Slocum… y entre todas ellas un pequeño volumen más deteriorado que el resto, el nombre del autor Benito Pérez Galdós, el titulo Episodios Nacionales 1ª Serie y al abrirlo Trafalgar. Ese fue el elegido. Se trata del primero de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós editado en 1885 y gracias al cual aprendimos a admirar y querer al oficial de mar y de guerra Don Cosme Damián Churruca, entonces al mando del San Juan Nepomuceno.

La música del Keeper atronaba en la noche ibicenca, pero poco a poco el tripulante que había optado por regresar a bordo después de la fiesta de entrega de trofeos viajó a la Cádiz de principios de 1805 y a vivir las peripecias de Don Alfonso Gutiérrez de Cisniega, de Marcial Medio-hombre y del joven Gabriel. A participar en sus debates acerca del desastre acaecido la noche del 12 de julio de 1801 ante la escuadra inglesa en el Estrecho de Gibraltar y sus causas: “nosotros navegamos siempre con el alma a un largo, nobleza izada y manos limpias... El inglés no se larguea y siempre ataca por sorpresa, buscando las malas aguas y las horas de cerrazón”. Más tarde, a bordo del Santísima Trinidad, el mayor barco del mundo, 4 puentes, 61 metros de eslora, 16 de manga y casi 8 de puntal y 140 bocas de fuego en sus costados se sintió transportado al fragor de la batalla de Trafalgar el día 21 de octubre de 1805. En aquella batalla “todo se perdió como un tesoro que cae al fondo del mar”. Un ejemplo más del desprecio que recibimos del francés, de la contundencia y profesionalidad del inglés, de la grandeza de algún español como el brigadier Churruca y de la endémica incapacidad cuando no egoísmo personal de nuestros gobernantes.



A las 7:00 horas del domingo, con la luna todavia isobre d'alt Vila y el sol apuntando por detrás del faro de Botafoc, el patrón despertó a parte de la tripulación, su hermano Pere, su hijo menor Miquel y Tomeu Rito. Al momento zarpamos para iniciar, en conserva con la embarcación Abantos II, las últimas horas de navegación hasta el puerto base del Munga, Portocolom. Noventa millas aproximadamente nos conducirían al final de nuestra participación en la Ruta de la Sal 2006. Recogimos las defensas y las estibamos, repasamos los cabos que sujetaban las sacas de velas y otros objetos sueltos para disfrutar de una cómoda travesía. Posteriormente, alzamos la vela mayor y el mesana y Toni, el patrón, puso rumbo Estenoreste . En el momento de la partida y con el sol saliendo en el horizonte las tripulaciones del Munga y el Abantos II iniciamos una serie de fotografías entre las embarcaciones que luego intercambiaríamos. La conversación: la actualidad y las circunstancias históricas que han marcado los tiempos que hoy nos toca vivir. Era una conversación de las que gustan a la tripulación del Munga, entre la crítica y las posibles propuestas que contribuyen a un futuro con las menores desigualdades entre quienes habitamos el planeta. Producción, prestaciones, indicadores, planificación, crecimiento poblacional, igualdad, escenarios, sistemas, modelos, educación, corrupción, especulación, distribución y un extenso vocabulario enriquecía la conversación con unos objetivos compartidos, optimizar la vida en su más amplia acepción. Tras varias horas de conversación percibimos una brisa que mejoraría la velocidad de crucero y alzamos el génova, al rato estábamos avanzando a unos siete nudos hacia la isla de Cabrera. Era una brisa que aunque no muy fuerte si nos permitió ganar un nudo por hora. Ya a unas veinte millas de Ibiza aparecieron los delfines, que nos acompañaron un par de millas y empezó a rolar la brisa a nuestra proa por lo que tuvimos que bajar el génova, aún así avanzábamos a una media de algo más de seis nudos.




Pere Ballester y Toni, hijo mayor del patrón, finalizaron el descanso tras la movida y nocturna despedida del puerto de Ibiza y del resto de tripulaciones que habían participado en la regata. Tras unos momentos de adaptación se acomodaron en la bañera del Munga. El cocinero propuso: "¿hacen unos linguine matriciana al modo Munga?", "vale" contestaron todos al unísono. El barco cabeceaba y el patrón decidió caer un poco para facilitar la labor al cocinero, lo que nos obligó a pasar entre Conejera y Cabrera. Cocinar con el barco escorado y con cierto cabeceo y que salga bien tiene su cosa. A la verdadera matriciana no le van los linguine ni se usa bacon para el sugo, cierto, pero en el Munga se hace así y no hay mas. La olla llena de agua con sal y unas hojitas de laurel bien sujeta sobre uno de los fuegos y el cocinero acoplado al barco apoyando la espalda en el mamparo y los pies en los bajos de la cocina sujetando la sartén sobre el otro fuego. En la sartén un poco de aceite y antes de que se caliente en exceso, los ajos previamente cortados y, cuando empiezan a dorarse se añade la panceta salpimentada y luego el tomate de bote, previamente abierto. El tomate debe ser troceado, ni triturado ni entero. Todo hay que prepararlo antes y dejarlo al alcance de la mano. Peperoncino, sal y algo de azúcar para matar la acidez del tomate. La pasta a la olla y en pocos minutos, cuando está al dente, se cuela en un colador dispuesto en uno de los fregaderos, de nuevo a la olla, ya sin agua, y se le añade il sugo, parmigiano rallado al momento y perejil espolvoreado. "Tios, la pasta esta servida, a la mesa!". Los chavales comieron atentos a la navegación y ello nos permitió a los mayores comer con tranquilidad. Estos chavales son estupendos y el mar es un medio fantástico para introducirlos en el laberinto que se abre ante ellos.

Navegando a motor y con el piloto automático a cargo de la derrota los temas de conversación se suceden al azar y el tiempo va pasando en tanto el espacio que nos separa de nuestro puerto base va menguando. Recordamos al Tifón, un bote que compramos en 1974 porque nuestra madre quería remar. Luego lo arbolamos con un aparejo marconi, con un palo mayor sin jarcia, para navegar en Portocolom y sus alrededores. Pere Oliver y Pere Bordoy rompieron el palo mayor a ras de la cubierta navegando de ceñida rumbo al Faraio d'en Fred . Hubo que adaptarle una jarcia firme y fue con este barco con el que el patrón cazó por vez primera una escota descubriendo la magia de hacer avanzar un barco con la ayuda del viento. Luego en 1977 llegó el Cinderella, un casco de 6 metros construido en los astilleros Majoni des Coll de'n Rabassa también con aparejo marconi. El Cinderella amplió el radio de acción hasta el archipiélago de Cabrera. Más tarde el llaüt Teresa, un 30 palmos con el que en 1987 dimos la vuelta a Menorca y el Siracusa II, el catamarán de 18 pies que parecía tener reprís y corría como un caballo desbocado. Últimamente, es conco se ha enamorado de una Zodiac fastroler, el Oli segon, con la que se pasa el verano recoriendo las calas de Menorca. La gran virtud del Oli segon es que al llegar a puerto se recoge en menos de 15 minutos en el maletero del coche y si te he visto no me acuerdo. Algún día tendremos que hablar largo y tendido del problema de los amarres. Ahora, los pequeños tienen un nuevo velero, el ganguil, el viejo 470 de nuestro amigo Kek Riera con el que Toni, Miquel y Perissius "es rito petit", surcan las aguas del Port y la mar gran.




El final de la travesía fue agitado, avería en el motor, lluvia y una mar de cara que mos feia embarcar bastant de polssim, pero más tarde fue amainando.

A las 22:00, ya navegábamos con rumbo casi directo a Portocolom, era noche cerrada y por el través de babor, la boca de Cala Mondragó. Nuestra mirada se perdió en la oscuridad intensa de aquella cala, la cala que siempre recordaremos azul y luminosa en aquellas calmas de enero de 2004. En el aire los acordes de guitarra de Raimon y en la mente el: "T'he conegut sempre sempre igual com ara". Y algunos creimos ademas oir los versos de Ovidi que para siempre nos acompañaran y nos daran el animo para seguir: "em creureu mort, jo no hauré mort , faré vacances... i qualsevol dia impensat ... serè mes jove i tornaré...i si per cas, jo no ho crec pas, encara dura la vida dura, dons altre cop de part dels bons". Lo dicho, otra dimensión. Sin darnos cuenta teníamos Cala d'Or por el través y a proa el característico grupo de dos destellos del faro de la bocana de Portocolom, ya estábamos en casa!

Nuestras mujeres, madres, novias y esposas, nos esperaban en Portocolom y encargaron en el Mestral lomo de cerdo a la plancha con patatas fritas para todos. Toni estaba un poco triste porque su novia Inés le había dicho que no podría ir a esperarlo, pero al acercarnos al muelle distinguimos la figura de dos niñas, Inés y Mónica, que divertido es vivir. Eran las 23 horas.

¿Repetiréis el año que viene?. Sin duda, repetiremos. La Sal es una referencia anual de primer orden, es la posibilidad de pasar un tiempo al año en otra dimensión. El patró Esteve, marinero mítico y centenario de Portocolom nos contaba un dia, mientras partia monjetes para una paella, en es Celler de Ca'n Tià de Felanitx, que durante toda su vida habia salído a la mar a pescar, todos los días del año excepto un cada año, el día en que andando se llegaba hasta Palma con una moneda de 50 pesetas en el bolsillo para ir a los toros y algo mas, esa era su dimensión alternativa, la nuestra es La Sal.

Al acabar de cenar, nos hicimos una última foto de grupo en la puerta del restaurante, luego las despedidas y en un momento dado el patrón se volvió hacia su tripulación que todavía haraganeaba en la puerta del restaurante y con voz firme sentenció: “Chavales, fin del partido”, todos asintieron, pero en la mente de todos y cada uno imperaba una sola idea: La Sal 2007